Uno de los cambios más notorios durante el embarazo es el aumento del tamaño de los senos que inicia desde las primeras semanas de gestación y debido a la importancia de su función después del parto es necesario prestarles atención especial.
Como primera medida debes ser consciente del aumento del tamaño y de la necesidad de usar brasieres cómodos, que no produzcan ningún tipo de molestia o presión; la hidratación de la piel, puede evitar la aparición de estrías o fisuras en la piel. Sin embargo más allá de lo estético y la comodidad, es necesario comprender la importancia del cuidado de los senos para garantizar una buena lactancia.
Como recomendación, es importante que como mujer, conozcas tu cuerpo y puedas determinar qué tipo de pezón tienes, de acuerdo a las características de tu pezón se hará más fácil la técnica para amamantar, evitando malestares por una mala postura del bebé.
Existen tres tipos de pezones: Normal, plano o invertido. El pezón normal es aquel que sobresale; el plano se caracteriza por estar al mismo nivel de al areola y el invertido es aquel que se ve hacia adentro. Al momento de amamantar, será más sencillo para una mujer de pezón normal, aunque las mujeres de pezón plano o invertido pueden hacer una serie de masajes para que los pezones tengan la capacidad de resistir la lactancia.
Una vez identifiques qué tipo de pezón tienes, consulta con tu médico qué tipo de masajes puedes realizar, él de acuerdo a tu historial médico determinará los masajes. Si presentas antecedentes de abortos y condiciones de consideración durante el embarazo estos masajes no son recomendables.
Ante cualquier duda que tengas sobre el cuidado de los senos, su higiene, el uso de brasieres con varillas, cremas hidratantes o masajes consúltalo con tu médico para que te de todas las recomendaciones necesarias.
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